90 AÑOS DEL TORTUGAS COUNTRY CLUB

Nació como un lugar para jugar al polo y en 1930 se convirtió en el primer club de campo de la Argentina. Un repaso por su historia.

El Tortugas Country Club cumplió 90 años. Desde sus comienzos fue el lugar de trabajo de pobladores de los alrededores y de otras personas que llegaron desde distintos lugares y terminaron –muchas de ellas- afincándose en la zona. Incluso el nombre de Tortuguitas tiene relación con este club de campo, fundado el 22 de agosto de 1930 en tierras que habían pertenecido a Wenceslao Escalante.

Todo nació de la visión de Antonio Maura, un español que hacia los años veinte contrajo matrimonio con Sara Escalante, quien heredó las tierras de su padre Wenceslao. En ese lugar decidieron construir una cancha de polo, donde iban amigos a jugarlo, contando con la asistencia de instructores británicos que enseñaban sus reglas. Así nació informalmente el club de polo. Ante la necesidad de darle un nombre, Sara Escalante sugirió el “Las Tortugas”, una irónica alusión a la supuesta lentitud de sus integrantes.

Antonio Maura, fundador

El nombre fue aceptado y con él se solicitó la afiliación a la Asociación Argentina de Polo en el año 1927. La primera camiseta fue a cuadros invertidos de color azul y oro; luego se adoptó la tradicional de color naranja, con una pequeña letra T dentro de un círculo. Entre los jugadores de los primeros años se destacó Manuel El Paisano Andrada, quien ocupó los primeros planos del polo nacional de aquella época.

A medida que se intensificaba la práctica deportiva, comenzó a cobrar fuerza la idea de construir viviendas para los socios, que en esa época debían soportar un fatigoso viaje desde sus domicilios porteños. De este modo se comenzó a organizar el club de campo, con créditos otorgados por los bancos Tornquist y Español. En el año 1930 se fundó la entidad, cuyo primer presidente fue Antonio Maura.

La primera casa que se construyó perteneció a María Elena Luro Roca de Arana. Las que le siguieron fueron de Sara Escalante de Maura, Marcela Malbranche de Saint, Carlota Bollini Roca de Schnaith, Eduardo Grané y Rafael Leusa Prat de Louit.

Fotografía aérea del club, en sus primeros años

Hacia la década del cuarenta -cuando se comenzaba a conformar la localidad de Tortuguitas- el club ya contaba con cerca de cincuenta viviendas, sede social, canchas de polo, golf,tenis y pelota paleta, además de pista hípica, caballerizas, pileta olímpica, y capilla, donde se daba misa y recibieron la comunión muchos hijos de los pobladores del lugar.

El informal club inicial dejó paso a un sitio que es referencia del polo argentino y mundial. El Tortugas todavía es sede de uno de los más tradicionales torneos de este deporte en el país.

En el Tortugas trabajaron muchos petiseros de la zona. Unos cuantos se convirtieron en verdaderos expertos en la preparación de caballos de polo, un oficio que los llevó a a trabajar en distintos puntos del exterior del país. Otra actividad fue la de caddie, una manera de ganarse unos pesos para los jóvenes de la zona.

En el año 1994, al delinearse los límites del partido de Malvinas Argentinas, una parte de Tortuguitas que pertenecía a Pilar pasó a formar parte del nuevo distrito. No resultó así en el caso del Tortugas Country Club, que continuó perteneciendo ala jurisdicción del partido del Pilar.