APUNTES POLÍTICOS: CARIGLINO, CON EL PERONISMO NEOCONSERVADOR

El exBarón estuvo en el lanzamiento del espacio de Joaquín De la Torre, que busca ser pata peronista en Juntos por el Cambio.

Desde estas columnas nos venimos refiriendo a la abigarrado interna de Juntos por el Cambio en Malvinas Argentinas. Una interna que incluye los múltiples precandidatos del PRO –con flamantes incorporaciones extradistritales- y a los radicales, que este domingo pasarán por las urnas partidarias. Pero además hay que contabilizar al cariglinismo, casi un partido en sí mismo, que vuelve a anotarse en la contienda.

Lejos de amilanarse ante la histórica derrota en la que terminó su intento por volver a ocupar el sillón del cuarto piso del palacio comunal, el exintendente sigue mostrando vocación por ser parte de la alianza.

Con los números de las elecciones parecía haberse cerrado un ciclo en la relación de Cariglino con el PRO -y en especial con el vidalismo- que tanto había apostado a su figura. El resultado adverso, por paliza, dejó tambaleando cualquier intento por mantener la jefatura del espacio en Malvinas.

Pero Cariglino encontró un resquicio. Un salvavidas que, otra vez, le vuelve a tirar su amigo y socio político, el sanmiguelense Joaquín de la Torre. De la Torre coló al derrotado exBarón malvinense en su movida por intentar vertebrar una pata peronista en la provincia, con referencia nacional en el exeterno senador Miguel Pichetto. El espacio se llama Peronismo Republicano (eufemismo por Peronismo Neoconservador) y tuvo su lanzamiento la semana pasada en un club de polo de San Miguel.

Por el momento, no es mucho lo que pudo aglutinar el esforzado de la Torre. En ese contexto austero en figuras estelares, la presencia de Cariglino fue destacada junto a la de Acuña, el también derrotado exintendente de Hurlingham.

En el ámbito local, a Cariglino le queda un bloque de cuatro bancas en el Concejo. En octubre pondrá en juego dos de ellas. Una es la de su sobrino Maximiliano, que tiene a su favor el peso que aun puede tener el apellido familiar, pero que no ha demostrado demasiada vocación política; la otra es la de Silvana Segovia, que, como pudo, se puso la conducción de la bancada sobre sus espaldas.

¿Habrá lugar para su gente en la lista de Juntos por el Cambio? Es muy pronto para vislumbrar el rol que el exBarón tendrá de acá en más en la interna local de Juntos por el cambio, aunque resulta improbable que vuelva a ser el dueño supremo de la lapicera. Tendrá que pelear bastante, desde una posición en la que ya no puede exhibir demasiadas fortalezas.

Luis Melillo