UN JURADO POPULAR DECLARÓ CULPABLE AL FEMICIDA DE MARÍA ESTHER CORREA
Carlos Ariel Acevedo la mató de 12 puñaladas en su casa de Tierras Altas, en 2018. Ahora resta conocer la condena, aunque todo indica que será prisión perpetua.
Un jurado popular declaró culpable, ayer, al remisero Carlos Ariel Acevedo por el femicidio de María Esther Correa (45), su expareja, a la que mató de 12 puñaladas en su casa de Tierras Altas, en agosto de 2018.
Aunque la sentencia será dada a conocer en los primeros días de mayo por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Martín, todo indica que será a prisión perpetua, única pena posible para el delito de «homicidio agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género”, del que fue encontrado culpable el Acevedo.
Los doce jurados lo declararon «culpable» del femicidio de Correa y descartaron la versión de la defensa que sugería una “incomprensión del acusado de sus actos”. La jueza Paola Mazzeo, titular del TOC 6 de San Martín, pasó a un cuarto intermedio para la lectura de la sentencia, la cual todavía no tiene una fecha definida, aunque se prevé que tenga lugar la semana próxima.
Previo a la decisión de jurado popular, Acevedo tuvo lugar para pronunciar sus “últimas palabras”, en las cuales dio su versión del hecho. Según dijo, Correa lo atacó por atrás y le cortó el cuello, lo que provocó que él se desvaneciera y luego no recordara lo sucedido. Por último, el acusado ensayó unas disculpas y dijo “amar” a la víctima, a quien se refirió como “la finada”.
Durante la tercera y última audiencia de juicio, tuvieron lugar los alegatos, donde la fiscal de juicio Amalia Belauzarán -de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 18 de San Martín- solicitó que se declare culpable a Acevedo y pidió que reciba la pena de prisión perpetua. En tanto, la defensa buscó que se declare inimputable al acusado y subsidiariamente sea juzgado por el delito de “homicidio simple”, figura penal que contempla una pena menor.
Durante el debate también declararon ante el jurado dos médicos forenses que intervinieron en la autopsia de la víctima, quienes ratificaron que Correa falleció producto de 12 puñaladas, 10 de las cuales fueron en su tórax y otras dos en su pierna izquierda. Además, los profesionales indicaron que las heridas que sufrió el acusado fueron “autoinflingidas”.
A lo largo del juicio, que comenzó el pasado miércoles, dieron su testimonio alrededor de 30 personas, entre ellas integrantes de la familia de la víctima y policías y médicos que intervinieron en la pesquisa.
“QUE PAGUE TODO LO QUE NOSOTROS SUFRIMOS”
“Es un peso menos para todos nosotros. Si bien nada de esto nos devuelve a mi mamá y nada va a llenar su vacío, es un alivio. Es una caricia al corazón saber que esto no le va a pasar a ninguna familia más por culpa de este hombre”, comentó Verónica Cárdenas, hija de la víctima, tras conocer la decisión del jurado.
Sobre las sensaciones de la última jornada del juicio oral, expresó: “Todo lo que viví ayer fue una mezcla de emociones. Tenía miedo, tenía angustia, estaba feliz por recibir todo el acompañamiento que tuve. Todo junto. Teníamos toda la fe de que iba a ser justa la condena. Nosotros en todo momento contamos la verdad y todo lo que vivimos”.
Por último, se refirió al femicida: “No le deseo más nada que esto… que pague todo lo que nosotros sufrimos”.
EL HECHO
El femicidio se produjo el 18 de agosto de 2018 en la casa de Acevedo, ubicada en la calle Quito al 162, a metros de Ventura Coll, en el barrio Pech de Tierras Altas. Correa, que vivía a pocas cuadras de ahí, sobre la calle Bolivia, había llegado allí luego de que su expareja la llamara por que estaba «enfermo y con mucha fiebre”.
Unas horas más tarde fue hallada por una de sus hijas asesinada con 12 puñaladas, la mayoría de ellas en su tórax. A su lado estaba Acevedo, con heridas en su cuello tras intentar suicidarse. No obstante, el atacante sobrevivió tras ser trasladado al hospital de Trauma de Nogués.
Según describieron los familiares de la víctima, la víctima se había separado de Acevedo unos días antes del hecho por «los maltratos que recibía«.