“ES EL ACTO MÁS SOLIDARIO QUE PUEDO HACER ANTE TODAS LAS MUERTES”
Estefanía Puyó (33) contó a Tiempo de Tortuguitas cómo llegó a ser voluntaria para las pruebas de la vacuna del Covid-19.
“A pesar de tanta noticia triste que se lee hoy en día sobre el covid, las muertes y la inseguridad, tengo el orgullo de poder contribuir mi granito de arena para algo positivo, ya que la semana que viene voy a participar de la fase 3 de la experimentación de la vacuna de Pfizer en el hospital militar. ¡Entre todos podemos vencer al virus!”.
Así comienza su relato Estefanía Puyó -33 años, vecina de Tortuguitas- que en dialogo con Tiempo de Tortuguitas contó cómo es el proceso que le permitió ser una de las voluntarias y cómo vive este momento tan especial.
“Vi la noticia en las redes sociales, más precisamente en Twitter. Había un mail, al cual había que escribir y solicitar inscribirse como voluntario. Lo pensé, pero lo dejé pasar. A los días nuevamente vi la postulación, pero ésta vez había un link que te llevaba directamente a un formulario para completar los datos, así que los cargué. Se corría el rumor de que eran muchos los inscriptos y que te seleccionaban al azar, así que no estaba tan segura de que me llamarán”, relata la joven.
Pese a su sensación, a los 3 días la llamaron de la Fundación del Dr. Polack –encargada de llevar adelante las pruebas-: “Una persona me contó cómo era todo el circuito. Lo que me pareció más importante fue que uno puede desistir de ser voluntario en cualquier momento”.
El relato continúa: “El estudio dura aproximadamente 2 años. Yo tengo turno para el 18 de agosto. Allí nos harán una entrevista médica y análisis de sangre e hisopado, porque es requisito también no haber tenido el virus. Ese día si los estudios salen bien nos realizan la primera aplicación. A los 21 días tenemos que volver por la segunda dosis y mientras tanto nos hacen bajar una app que es como un diario en el cual tenemos que registrar cómo nos sentimos todos los días, si por ejemplo hay fiebre o dolor en el lugar de la aplicación”.
A partir de ahora, la Fundación mantendrá comunicaciones con ella semana a semana, para consultarle si le surgen dudas, o si, eventualmente, ella quisiera bajarse del experimento. También tiene el número de su contacto, al que puede llamar en cualquier momento que le surja una inquietud. “A mí me surgió una duda, porque había leído en redes que te inyectaban directamente el virus, como pasa con otras vacunas. Me respondieron que no, que la vacuna tiene solamente el ARN (nota: material genético del virus)”.
-¿Cómo fue que lo decidiste?
–Me recibí de agente de propaganda médica y siempre me interesó la investigación de las vacunas. Además, siempre me gustó ayudar, tengo una vocación para el servicio hacia los demás, de hecho participé de muchos emprendimientos solidarios cuando hice la secundaria en el colegio Fátima. Hay una fantasía que los voluntarios reciben un sueldo pero no es el caso nuestro. Se hace desinteresadamente. La única duda que me surgió y que quedaron en contestarme es si esta vacuna va a ser gratuita para la gente. No me gustaría colaborar gratuitamente si este laboratorio, que es uno de los más importantes del mundo, va a ganar dinero con esto.
-¿Cómo tomó tu familia y tus allegados la decisión?
-Piensan que estoy reloca… mi mamá no quiere saber nada y tiene miedo. Investigué sobre la vacuna rusa para que se quede tranquila porque ella había imaginado cualquier cosa. Me dicen que por qué me voy a exponer y por qué lo hago gratis… Algunos también me felicitan y me dicen que están orgullosos por lo que voy a hacer. Yo estoy muy tranquila. Voy a prestar mi cuerpo para una evaluación clínica y eso es el acto más solidario que puedo hacer ante todas las muertes y toda la gente que está perdiendo sus seres queridos. Hace unos días falleció un bombero de Del Viso que era hermano de una amiga y eso me hizo poner en el lugar de los que pierden a alguien. Lo que hago yo es mínimo.
-¿Y qué te producen las posiciones que afirman que la pandemia es un invento?
-Yo al principio pensaba así, decía que era todo mentira y que los números los inventaban. Pero cuando te toca con alguien cercano caes en la cuenta que uno a veces es egoísta y te genera un poco de culpa. Somos humanos y siempre vamos a estar divididos en ideologías y hay que tratar de respetar la opinión del otro. Yo sé que algunos van a opinar que está genial y los que me critiquen. Es así y hay que tratar de entender la carencia del otro y devolver amor.
Luis Melillo