Tortuguitas ( 24/11/2014 )
MURIÓ INÉS MAURA, HIJA DEL FUNDADOR DEL TORTUGAS COUNTRY CLUB
Tenía 95 años. Su padre, Antonio Maura, fundó el club de campo en el año 1930. En los '90 cobró notoriedad por el matrimonio de su hijo Huberto con Susana Giménez. Sus recuerdos de la época cuando la zona era todo campo.
Inés Maura de Roviralta hace unos años, en su casa del Tortugas
Inés Maura de Roviralta, la hija del fundador del Tortugas Country Club, murió el viernes a los 95 años de edad. Su nombre completo era Javiera María Inés Lucía Maura Escalante de Roviralta, y había nacido un 25 de junio de 1919. Pasaba gran parte del año en su casa pegada a la vieja entrada del Tortugas. Su figura era conocida en la localidad, donde, hasta hace unos años, era habitual encontrarla haciendo compras. En los '90 cobró notoriedad tras el casamiento de su hijo Huberto con Susana Giménez. Pese al tumultuoso final del matrimonio, la ex vedette se hizo lugar para recordar a quien fue su suegra por casi 10 años: "Susana Giménez, su hija Mercedes Sarrabayrouse y sus nietos Lucía y Manuel Celasco participan con dolor la muerte de Inés", dice el texto del aviso que publicó el sábado en La Nación. En la misma edición, también se hicieron eco de su muerte el directorio del Tortugas Country Club S.A. y su actual presidente, Franky Dorignac. Inés Maura era nieta de Wenceslao Escalante, dueño de una fracción rural donde hoy se erige el club de campo. Su madre, Sara Escalante, había estado casada en primeras nupcias con Jorge Newbery. Tras enviudar viajó a Europa y conoció al que sería su segundo marido, el español Antonio Maura, fundador en 1930 del Tortugas, en tierras que habían sido de su suegro. Por esa historia familiar, Inés Maura conocía esta zona desde pequeña, mucho antes que surgiera la localidad, cuando todo era campo. A continuación, una entrevista que Tiempo de Tortuguitas le hiciera en el año 2002, donde rememora algunos de sus recuerdos. Luis Melillo Los recuerdos de Inés Maura en la zona se remontan a mucho antes que existiera la localidad. "Mi abuelo era el dueño de estas tierras", dice, para referirse a Wenceslao Escalante, abogado, académico y hombre de estado, que entre otros cargos ocupó el ministerio del interior bajo la presidencia de Luis Sáenz Peña, el de finanzas con José Evaristo Uriburu y el de agricultura, con Julio A. Roca. En su propiedad que hoy ocupa el Tortugas, Escalante hizo plantaciones de frutales. Por eso, los viejos pobladores de la zona, nombraban a esa zona como "el monte Escalante". "Mi abuelo fue el fundador de la facultad de Agronomía y de Veterinaria en el país, durante el gobierno de Roca. Se traían las semillas de Europa, y aunque él era abogado, se interesó mucho por el tema y plantó eucaliptus y frutales, para hacer ensayos de las nuevas semillas. Era un hobby para él. Eran todos eucaliptus y en el medio estaban los frutales. Mi madre me recordaba que cuando era pequeña, su padre la sentaba en una mesa, para mostrarle como salían las frutas, ya cultivadas acá. Él hacia sus propios estudios aquí y luego volcaba los resultados en la facultad". -¿Había alguna construcción en el monte? -No había nada. Mi abuelo llegaba en tren a Matheu y luego tomaba un sulky hasta acá. Trabajaba todo el día y luego se iba cuando anochecía. A mi abuela le daba tristeza el atardecer en el campo, por eso él no se decidió a construir una casa acá, porque sabía que a su esposa no le gustaba. -¿Cuáles son sus primeros recuerdos de esta zona? -Veníamos en auto por la Ruta 8, en un viaje muy largo, que duraba dos horas. Era la vieja ruta de tierra. Veníamos por Rivadavia derecho, Morón, Hurlingham, era todo campo. Bajábamos en Chelito. De ahí recuerdo dos cosas. La casa de un señor Mosquera, que vivía ahí con su mujer y siete u ocho hijos. Me acuerdo que los hijos disfrutaban cuando el coche se empantanaba, porque era un lugar muy húmedo, había muchos eucaliptus. Entonces ellos venían a ayudar a sacar el coche. Y además de Mosquera estaba Enríquez, dueño de la granja El Chelito. Esta granja, criadero de aves, era una maravilla por su prolijidad. Y la cuidaba una sola persona, un hombre de origen polaco. Nunca vi algo tan prolijo como esa granja. Nosotros bajábamos en la Ruta y nos esperaba un Melcoch, tirado por seis caballos. Con él llegábamos hasta estas tierras, por el camino que hoy es la calle principal de Tortuguitas. -¿Cómo era el camino? -Era un espanto. Después de pasar las vías había quintas de verduras y tamberos. Conocíamos a todos, recuerdo a Segurola. Y cuando no llegaba el Melcoch, veníamos atravesando los campos junto a una señora inglesa que nos cuidaba. Caminábamos desde la ruta hasta acá, que había un tambo y una casa prefabricada de madera, que había hecho mi padre. -¿Dónde compraban alimentos en la zona? Había que ir a Garín. Ese camino era más poblado. Pasábamos por el almacén El Farruco y la carnicería La Paloma, de Cigliutti. Me acuerdo de una señora Fiorina, que vendía flores. Traía al club cien rosas por un peso. Mi amiga Inés Bollini le aconsejó que las vendiera en el mercado, en Buenos Aires. Ese consejo le cambió la vida. Le fue más que bien, le fue regio. Después se pudo comprar una casa en Buenos Aires. Cuando Inés Maura habla de su padre se refiere a Antonio Maura, arquitecto español, hijo de un conocido jurisconsulto y político, Don Antonio Maura y Montaner. La madre de Inés Maura era Sara Escalante. Ambos se conocieron durante un viaje que ella realizaba por Europa luego de enviudar de su primer matrimonio con el ingeniero y piloto Jorge Newbery. En las tierras que heredó Sara Escalante de su padre, Maura proyectaría la obra de su vida: el Tortugas Country Club. -¿Antes que surgiera el Country surgió el club de polo? -Sí, el Club de Polo Las Tortugas. Venían instructores ingleses del Club Hurlingham para explicar las reglas. Me acuerdo de algunos, como Nelson y Lasey. No había gente para banderilleros, entonces ponían las bochas polo en línea paralela a los arcos, y sacaban desde ahí. -¿Cómo surgió el nombre "Las Tortugas"? -En esa época, todos buscaban un nombre que hiciera referencia a la velocidad, como "Los Galgos", por ejemplo, para los pocos teams de polo que había. Un día invitan a mamá a ver un partido de entrecasa. Mi mamá les dijo, "ustedes son unas tortugas", por lo mal que jugaban y en especial por lo lentos que eran. Ahí quedó el nombre. -¿Quiénes eran los primeros jugadores? Entre los primeros jugadores estaban Arturo Escalante, César y Enrique Pieres. Pero el más importante era Manuel Andrada, que además de un gran jugador era un gran organizador. Los demás aprendieron de él. Gracias a él se ganó luego el primer abierto argentino, junto a Mario Inchauspe y Enrique y Juan Carlos "Bebe" Alberdi. Fue en 1935. -¿Y cómo surge la idea de un country club? -El viaje desde Buenos Aires era muy fatigoso. Venían el sábado, se volvían a Buenos Aires y retornaban el domingo. Era mucho. Papá les dijo "Por qué no ponen carpas en el monte y se quedan a dormir". Pero a la gente no le gustaba. Entonces empezó a pensar en hacer casas de fin de semana, para que se pudieran quedar. Ahí empieza su proyecto. Lo importante de esto es que generalmente algo así se hace entre varios, pero mi padre lo hizo sólo. Él consiguió los avales de los bancos. El Banco Tornquinst le dio un préstamo y con eso hizo la casa del club, que hoy es la administración, la cancha de tenis y la pileta. Después vinieron las casas de los socios. Fue en el año 1930. -¿En la fundación estuvo el entonces presidente Uriburu? -Sí, estuvo. Pocos días después de la revolución. -¿De quién fue la primera casa? -De María Elena Luro Roca de Arana. Esa fue la primera. Luego vinieron la de Emilio Saint y la nuestra. El crecimiento fue muy lento. La gente no entendía el concepto. -¿La estación de Tortuguitas surgió de una gestión del Club? -Antes era una parada para el tren lechero, otros trenes no pasaban. Era el Kilómetro 40. Al crecer el club aumentaba la gente que viajaba en tren a Buenos Aires. Se viajaba muy bien. Entonces se hizo la gestión para que sea una estación. Se pidió que se llamara Wenceslao Escalante pero había otra estación. Luego se pidió que se llame Tortugas, pero pasó lo mismo. Entonces se les ocurrió Tortuguitas. -El haber conocido esta zona desde su niñez y haber participado del nacimiento y crecimiento del Club y de la localidad, ¿le hace sentir un cariño especial por Tortuguitas? -Por supuesto. Por eso cuando me hablan que el club depende de Pilar me enojo y digo que por una cuestión sentimental estamos unidos a Tortuguitas. -Su padre le puso mucha pasión al proyecto... -Si, puso todo en esto. Se ocupaba de todos los detalles.Sin duda, fue el proyecto de su vida.
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