Malvinas Argentinas ( 10/3/2016 )
LA DIEZMADA ESTRUCTURA DE CARIGLINO
La salida del poder afectó de manera significativa la poderosa estructura que supo manejar el ex intendente malvinense en sus largos años de poder. Un repaso por los datos de la realidad que lo avalan.
Cariglino, junto al ex intendente de Hurlingham Acuña, en una de sus últimas apariciones en público (Foto Lío Benítez/http://elprimeronoticias.com.ar)
Tiempo de Tortuguitas publicó el martes una nota sobre el posible regreso del derrotado ex intendente Cariglino a las filas de Cambiemos, vía acuerdo con el PRO provincial. Un pasaje de la misma -que califica de "diezmada" a su estructura- provocó el enojó de algunos cibermilitantes de la causa cariglinista. Vale la pena argumentar por qué se usó el término. Es claro que con la salida del poder, Cariglino dejó de ser el barón todopoderoso que todo lo podía, fundamentalmente, de contar con la prerrogativa de poner al servicio de su negocio electoralista toda la estructura municipal, como supo hacerlo durante 20 años. Los hiperpresentes equipos de pintadas, por citar un ejemplo, eran integrados por becarios que soportaba el erario municipal. Eso ya no existe. Y muchos empleados municipales que le respondían empezaron a tomar distancia desde el primer día del traspaso del poder. "Yo tengo que seguir trabajando, ellos se fueron de la función pública millonarios", comentaba días atrás un empleado municipal, cariglinista en proceso de enfriamiento. Pero más allá de especulaciones, sirve analizar algunas señales que ya se dieron en la práctica. Un primer golpe fue el desmadre de su fuerza de concejales y la temprana pérdida de la posición dominante en el cuerpo. Una estructura con relativa fuerza no permite tan fácil un transfugamiento de estas características. Respecto a la capacidad de movilización, hace unos días hubo una prueba de fuego para el cariglinismo postpoder. Fue la que el jefe comunal organizó para acompañar a Macri en la apertura del período legislativo del Congreso. Dicen que la intención fue llevar un micro por localidad, que al final solo fueron dos, con lugares de sobra. La acotada movilización fue inflada por un grupo de auxiliares de escuelas públicas, aportados por la consejera escolar Nora Mancilla (un tema que puede traer efectos colaterales, ya que se trataba de un día laborable). Otro tema tiene que ver con los locales. En estos días, el ex funcionario Cachi Lumbreras (de frustrado paso por la secretaría del Concejo Deliberante) volvió a abrir el local del centro de Tortuguitas que usó durante toda la campaña. Según trascendió, ese será el local central del pretendido retorno cariglinista. Antes, los locales partidarios del ex intendente proliferaban por todo el distrito. Hoy se tiene que conformar con uno modesto, en una punta del distrito. Habría más ítems para agregar, uno de ellos la limitación mediática que hoy tiene el ex intendente, muy distinta a la que tenía antes de dejar el poder. En definitiva, es claro que las tradicionales fuentes de financiamiento de la estructura durante 20 años desparecieron. Esa circunstancia lo condiciona todo, y muchos empiezan a achacarle a Cariglino su poca disposición a "ponerla" de sus sólidos ahorros para afrontar esta etapa de sequía. Con estos datos sobre la mesa, hay quién se pregunta si en las actuales condiciones Cariglino podría garantizar hoy la fiscalización de una elección, algo impensado en sus largos años en el poder. Así de diezmada parece estar hoy la estructura, aunque su visibilización enardezca tanto a los apasionados cibermilitantes de Jesús. Luis Melillo |
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